
A una persona le pueden repartir unas pésimas cartas y aun así ganarle a quien le tocó una fabulosa mano.
Está claro que quien posee las mejores cartas tienen mayor probabilidad de ganar la partida, pero al final, el vencedor está determinado por las elecciones que cada jugador hace durante el juego.
En el yoga ocurre igual, aparentemente una persona puede barajar las mejores cartas para la práctica, pero todo depende de cómo se maneje.
Cuantas personas creen que, por tener un cuerpo delgado y esbelto como espadas, pueden triunfar enfocándose en la moderna idea de poses esbeltas fotográficamente posadas. Quizás sólo consista en no cortar a nadie de lo que es y pueda irse deslizando suavemente hacia la punta de su alma.
Mentes pensantes, que no sintientes, que aluden a jugar al yoga sólo desde lo físico buscando constantemente más y más difícil, como bastos garrotes rígidos en un planteamiento poco flexible y suave con las sensaciones personales e íntimas, en sensibilidad y consciencia. Quizás teniendo que recibir algún que otro garrotazo para despertar de lo superficial y descubrir el vasto conocimiento de lo íntimamente profundo.
Bebedores de brebajes hipnotizantes envidando a copas para convencer que su néctar es el más puro. Quizás la pureza de un extracto no tenga que tomarse en ninguna copa rimbombante, sino simplemente obtenerse de las pequeñas cosas que nunca están en la copa de un pino, sino al alcance de la mano más cercana. Bríndate a practicar yoga sin tener que ir a la esterilla para descubrir la mejor esencia. Quizás el espíritu quiera irse de copas para beber sólo aquello que reporte un bien y buen momento, sin condicionamientos ni resentimientos.
Jugadores iluminados cegando a los demás con oros en sus manos. Pero cuidado, que no es oro todo lo que reluce. Lo realmente reluciente siempre está en un interior que nunca deslumbra a nadie.
Pensar que tenemos peores cartas nos hace sentirnos mal, inferiores. Ver hoy la baraja que se muestra en las redes sociales es a veces pensar que sólo pueden jugar ciertas personas con ciertas cualidades.
Sensibilidad, intimidad y consciencia no depende de tener unas buenas cartas, sino de tener una buena mano. Los profesores de yoga podríamos tener la buena mano de repartir la esencia de una enseñanza que no se etiquete con ser buen jugador por tener determinados palos, sino que cada palo aguante su vela a favor del viento favoreciendo y fluyendo.
A veces practicamos para descartar esas imperfecciones físicas y mentales que tenemos. Yo hoy practico para amar cada día con más cariño y ternura esas cosillas que creía no eran tan bellas de mí. Son mis cartas y las juego sin centrarme en un palo, pues necesito descartar la idea de: “que más delgado es ideal”; “que saber mucho de muchas cosas es mejor”; “que tener una alimentación estrictamente vegetariana es lo más”; “que si tomo una copa de cualquier licor pecaminoso me voy a ensuciar y no habrá kriya que lo limpie”; “que cuanto más difícil sea la asana, más sana”; que dar saltos en saludos sol y luna me hace más energético; que por ser yogui no puedo tener malas sensaciones…
Yo apuesto porque nos barajemos y entremezclemos unos a otros sabiendo que, si pudiéramos hacer un truco para ganar, nadie elegiría una carta que no tuviera que ver con el corazón. Quizás esa sea la mejor jugada, poner corazón donde haya tanta sin-razón.
Chin-pón.
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JOSE MARIA (viernes, 26 febrero 2021 13:40)
Muy bello. Muy sabio, como todo lo que se expresa con otra mirada que baraja lo interior y la variedad que se respeta. Un abrazo grande desde México, Luis
Luis (viernes, 26 febrero 2021 14:05)
Gracias Chema. Barajemos pues con esa mirada que expresas.
Otro abrazo desde la Mancha manchega. Cuídate mucho y disfruta ahora de tus cartas.
Almudena (viernes, 26 febrero 2021 16:52)
Así es, Luis, totalmente de acuerdo, la habilidad consiste en eso, en hacer lo mejor con esa mano que te toca jugar, el universo reparte cartas y ahora a jugar... me ha gustado mucho también la parte en la que expresas de que por ser yogui no podemos tener malas sensaciones y eso no hay ser en el mundo que no las tenga, la diferencia, en mi humilde opinión, esque al ser yogui y dedicarnos a las prácticas contemplativas, me atrevería a decir, al menos es como lo percibo en mi interior, somos más conscientes de esas sensaciones y tenemos la facilidad de reconocerlas, observarlas, sostenerla, parar y ver que hacer con ellas, para darles el lugar que les corresponde en cada momento, me siento muy afortunada por ello.
Namasté.
Luis. (viernes, 26 febrero 2021 22:47)
Almudena, gracias por tus palabras y reflexión. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Sentir y no rehuir. Identificar y no desenfocar. Un abrazo enorme.
Emi (miércoles, 03 marzo 2021 15:51)
Me encantan Luis tus sabias palabras, y cuantisima razón, nuestra mente puede con todo lo que le propongamos, gracias Luis
Luis (domingo, 07 marzo 2021 10:47)
Efectivamente Emi. poder es saber jugar,. No son sabias palabras, gracias por el piropo, pero simplemente es una visión en intimidad. Muchas gracias Emi.